Cabezas de Pollo
Luis Guillen Cardenas
Sussie era una niña curiosa,
jugaba con sus cabellos ondulados mientras observaba a su abuela acercándose a
un pequeño corral de gallinas, tomando una por la cabeza, mi pequeña sobrina se
encaminó a ella, acompañándola a leves pasos, moviendo su vestido por el verde
pasto.
— ¿Qué haces abuela?—la escuché
preguntar.
—Solo es la comida querida. —
respondió mientras ponía aquel pollo boca abajo.
Pasó el cuchillo por el cuello,
oprimiéndolo y drenando su sangre, conforme más pataleaba más carmesí emanaba.
La pequeña no decía nada, solo miraba. Cuando la gallina dejo de aletear y
tratar de zafarse la dejó en un contenedor y la llevó a la cocina, pero Sussie
seguía ahí mirando al césped con hebras brumosas por aquel líquido, pasaron los
minutos mientras yo la miraba, quieta como roca.
Abrí la puerta y la llamé por su
nombre, pero parecía no escucharme, me acerque hasta que llegué, toque su
hombro pero parecía paralizada, se encontraba fría y pálida, con sus ojos
extremadamente abiertos.
— ¿Acaso no escuchaste que te he hablado?...
¿Te sucede algo?—ella solo seguía observando las cuatro cabezas que estaban
tendidas.
—Ellos... ellos abrieron los ojos
y me dijeron que degollará a abuelita. —